Pau Grifoll

Arborista y CEO de Pauchamama.arb

¿Cómo hacer para dar a entender los múltiples beneficios para la salud que los árboles nos otorgan sin parecer únicamente un hippie?  

Mis maneras para entenderlo fueron dos: la primera fue observando las curiosidades culturales de nuestros antepasados. Todas las culturas tenían un árbol sagrado, un árbol como sitio de encuentro y como lugar de culto. Curiosamente, algo que hicieron los romanos, entre otros, en su expansión fue quitar estos árboles para poder promover más fácilmente la palabra de Dios. Algo deberían de tener esos árboles para que fuesen tan importantes como para destruirlos. Algo que, para mí, es salud. Un sitio de referencia para encontrarnos con nuestros seres queridos, y un sitio para conocer a otros.  

La segunda forma que encontré fue experimentando todos los múltiples beneficios que había escuchado repetidas veces. Cada uno de ellos, conscientemente, los viví y los compartí para ver que no me había convertido yo en ese hippie que tanto rechazo me daban.  

Vamos a hacer un repaso de los beneficios más conocidos, darles ejemplos y formas e incluso agregar alguno más.  

Empecemos por lo más comentado hoy en día: los beneficios a la salud, pero de manera “indirecta”. 

Mejoran la calidad del aire, haciendo de filtro de contaminantes y generando oxígeno. Qué típico, común e interesante es este acto de ir al monte y lo primero que hacemos al salir del coche es mmmmmmmm respirar y deleitarnos del respiro.  

Mantienen la temperatura del aire de 2º a 10º por debajo. Aún a día de hoy, con la subida de olas de calor, cuando voy al bosque se que debo llevarme un jersey, por fino que sea, porque sé que una vez dentro, con la pausa, el cambio de temperatura y humedad me hará creer que no llegó el verano. 

Regulan el flujo del agua. Cada día, por desgracia, son más frecuentes las riadas. Los árboles con sus raíces conectan distintas profundidades del suelo, haciendo pasillos para el agua, de esta forma el agua no queda solamente en superficie, entra dentro de la tierra y ayuda a que no se genere un exceso y cause erosión y ríos de agua. ¿Cuántos ríos desbordados podemos encontrar en la naturaleza? ¿Cuántos en entornos urbanos? 

Un solo árbol puede absorber hasta 150kg de CO2. Ya no son solamente aliados, son necesarios para frenar el cambio climático.  

Cerca de viviendas y edificios ayudan a reducir el consumo de aire acondicionado y calefacción hasta un 30%, además de aumentar el valor del inmueble hasta un 20% más. Gracias a esto podemos unir el beneficio físico, de no necesitar un aire acondicionado que nos reseca la garganta, al beneficio económico.  

Son hábitat, alimento y protección de animales y plantas, aumentando la biodiversidad. Que no solo es un qué de “qué bonito cantan los pájaros”, sino que esto también hace sumar a los beneficios de los árboles todos los beneficios de la biodiversidad, como la mejora frente a las plagas y enfermedades.  

“Estar en la naturaleza anula el sistema simpático, encargado de estar siempre en estado de alerta” 

Y ahora vamos a los beneficios más directos.  

Siempre he pensado que conducir por una ciudad es estresante. Se ha demostrado que conducir por una calle con árboles de gran porte hace que los conductores reduzcan la velocidad. Y es que el estar cerca de los árboles ya se ha demostrado que reducen los niveles de cortisol y adrenalina, hormonas conectadas con el estrés.  

Ya son varios los países donde se han hecho estudios y se ha demostrado que las personas que más tiempo pasaban en la naturaleza, rodeados de árboles, eran las personas con mejor salud física, mental y emocional. Reduce la tensión arterial, disminuye el pulso, reduce la cantidad de azúcar en sangre. En general aporta beneficios al sistema inmune, cardiovascular y respiratorio. 

Nos activa, nos vuelve menos sedentarios, y en consecuencia estamos más en forma, pues ayuda a perder peso. Se han hecho estudios con atletas en la naturaleza y fuera, e incluso con personas con alguna lesión haciendo los ejercicios de recuperación dentro de una sala o en la naturaleza. En ambos casos, cuando entrenaban en el exterior se daban mejores resultados.  

Anula el sistema simpático, encargado de estar siempre en estado de alerta, y activa el parasimpático, sistema encargado de la recuperación.  

La naturaleza ayuda al cerebro a descansar de las sobreestimulaciones. Así se ha podido demostrar que niños que viven en entornos naturales tenían mejor capacidad de concentración y memoria. 

Vivir en entornos de naturaleza reduce un 20-30% de posibilidades de sufrir depresión. Incluso mejora la autoestima, y el estado de ánimo. 

Mejora el sueño, los ánimos, nos da claridad a las ideas y nos favorece a la creatividad. 

Cada día son más los médicos, psicólogos, psiquiatras y fisioterapeutas que recomiendan e incluso recetan andar por el bosque al menos al menos 20 minutos al día. Y ya no solo lo recomiendan en casos particulares, ahora ya lo recomiendan para todos. Tanto como prevención como por solución. En un mundo gris, rápido, sobreestimulado, artificial y tecnológico, la naturaleza nos aporta aquello que nos es tan intrínseco a nuestra vida olvidada.  

Ya en los años 80, en Japón, los médicos empezaron a dar en receta: el shinrin-yoku, o también conocido como “baños de bosque”. Esto no es nada más que una actividad dirigida en el bosque donde de lo que se trata es de recoger todos estos beneficios. Nos conecta con el presente. Nos vacía la mente. Recarga la energía vital.  

Desde el punto de vista social, los árboles y espacios verdes mejoran la calidad de vida de los ciudadanos. Proporcionan lugares de recreo, fomentan la actividad física y ofrecen un entorno natural que actúa como punto focal en la comunidad, donde las personas pueden reunirse y socializar, y esto como comentábamos al principio, no es de ahora, viene de siglos atrás.  

Según la OMS, la definición de salud es el “estado completo de bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. No hay mejor definición para indicar los beneficios de los árboles para nuestra salud. 

Ya para terminar, por y para la salud, abrazar árboles, pero desde la distancia, que de cerca invadimos, cambiamos el medio y empeoramos su salud. Así que, dejemos que nos den todos los beneficios, y tratemos de beneficiarlos a ellos también. 

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