Bajo la superficie del suelo sucede una de las alianzas más sorprendentes e imprescindibles para la vida de los árboles: las micorrizas. Se trata de una asociación entre las raíces y los hongos que ayudan a las plantas a obtener nutrientes y agua, así como a protegerlas de enfermedades preservando su salud.
Sin las micorrizas, muchos árboles podrían tener dificultades para crecer y sobrevivir, especialmente en aquellos terrenos más arenosos o secos. Además, no solo mejoran la salud y el crecimiento de las plantas, sino que también favorecen la estabilidad del suelo y el equilibrio general del ecosistema forestal. Gracias a estas asociaciones, los bosques pueden resistir mejor las adversidades del clima y los cambios ambientales, contribuyendo a mantener su papel fundamental en la conservación de la biodiversidad y la regulación del clima global.
Entender qué son las micorrizas y cómo se reproducen es clave para la preservación de los bosques e incluso restaurar ambientes dañados.
¿Qué es la micorriza?
La palabra «micorriza» proviene de dos palabras griegas: «mykes» que significa hongo, y «rhiza» que significa raíz. Este término fue acuñado por el botánico alemán Albert Bernhard Frank en un estudio que publicó en el año 1885, tras haber estudiado raíces de diferentes plantas, especialmente hayas y pinos. En sus investigaciones observó que muchas raíces estaban recubiertas por una envoltura fúngica. .

A diferencia de otros científicos de la época que clasificaban los hongos como patógenos, Frank propuso que estos hongos no dañaban a la planta, sino que formaban una relación mutuamente beneficiosa:
- El hongo ayuda a la planta a absorber agua y nutrientes: por un lado, el hongo extiende sus filamentos, llamados hifas, por el suelo. Estos filamentos son largos y delgados y forman una red (micelio) con capacidad para explorar un mayor volumen de suelo que las raíces. De este modo, las plantas a través de las micorrizas pueden acceder a nutrientes que de otro modo estarían fuera de su alcance.
- La planta transfiere al hongo otros nutrientes: por otro lado, los hongos reciben productos derivados de la fotosíntesis que la planta produce, especialmente carbohidratos y azúcares como la glucosa y la sacarosa.

¿Qué tipos de micorrizas existen?
Existen varios tipos diferentes de micorrizas, que se clasifican según cómo interactúan los hongos con las raíces de las plantas. Cada tipo tiene sus propias características, estructuras, especies asociadas y funciones.
Endomicorrizas
Se trata del tipo más común de micorrizas, presentes en alrededor del 80% de todas las especies de plantas terrestres.
En este tipo de micorrizas, el hongo coloniza el interior de las raíces de la planta formando las siguientes estructuras:
- Arbúsculos: son pequeñas ramificaciones que se forman dentro de las células de la raíz, donde ocurre el intercambio de nutrientes entre el hongo y la planta.
- Vesículas: son estructuras en forma de globo donde el hongo puede almacenar nutrientes y energía.
No todos los hongos pueden formar endomicorrizas. Lo hacen principalmente los hongos pertenecientes al grupo Glomeromycota. Son hongos microscópicos que no forman setas visibles y que se alimentan exclusivamente de este tipo de micorrizas.
Las endomicorrizas son muy comunes en muchos cultivos agrícolas, como trigo, maíz, arroz… así como en plantas ornamentales (geranios, petunias, lavanda…).
En cuanto a los árboles, tan solo algunas especies tropicales forman endomicorrizas. Es el caso de mangos, aguacates, palmas… y los cítricos. La gran mayoría de árboles forman otro tipo de micorrizas. Son las ectomicorrizas.
Ectomicorrizas
Son las predominantes en bosques del hemisferio norte, especialmente en árboles y arbustos leñosos:
- Coníferas: abetos, pinos, cedros…
- Árboles de hoja ancha: robles, hayas, castaños, encinas, nogales, álamos…
- Arbustos como jaras, sabina negral o bolaga.

A diferencia de las endomicorrizas, las ectomicorrizas no penetran las células de las raíces, sino que rodean las células y formna una red externa. Las ectomicorrizas envuelven completamente la raíz formando un manto micelial que la protege y a través de la que se produce el intercambio de nutrientes.
Beneficios de las micorrizas para las plantas
Entre los múltiples efectos beneficiosos de las micorrizas destacan los siguientes:
Mejoran la absorción de los nutrientes
Las micorrizas permiten la absorción de nutrientes como fósforo (en forma de fosfatos), nitrógeno (como amonio o nitratos), potasio, calcio, magnesio y micronutrientes.
Algunos hongos también son capaces de descomponer materia orgánica o movilizar nutrientes ligados a minerales, aumentando la disponibilidad para la planta.
Incrementan la absorción de agua
Cuando el suelo está seco o en condiciones de sequía, las micorrizas aumentan la capacidad de las plantas para mantener su hidratación. Las hifas micorrízicas pueden captar y transportar agua desde zonas del suelo donde todavía hay humedad residual hacia las raíces. Esto reduce el estrés hídrico y ayuda a que la planta continúe con sus funciones vitales, como la fotosíntesis y el crecimiento.
Ofrecen protección contra patógenos del suelo
Las micorrizas funcionan como una especie de «escudo biológico» alrededor de las raíces, protegiendo a la planta de agentes patógenos gracias a una combinación de mecanismos físicos, químicos y biológicos.
La presencia de micorrizas fortalece las defensas naturales de la planta. La planta, al detectar la colonización micorrízica, incrementa la producción de enzimas y compuestos defensivos que la preparan para enfrentar mejor posibles infecciones.
Además, algunos hongos micorrízicos producen compuestos químicos que inhiben el crecimiento o la actividad de bacterias, hongos y otros microorganismos patógenos en el suelo.
Por estos motivos las micorrizas favorecen el crecimiento de los árboles. De ahí que sea una práctica común inocular con hongos micorrízicos en tareas de reforestación y silvicultura.
Aplicación de las micorrizas para la reforestación
La aplicación de micorrizas en proyectos de reforestación es una estrategia cada vez más utilizada para mejorar el éxito en la recuperación de ecosistemas degradados o deforestados.
Las plantas micorrizadas suelen crecer más rápido y tener una mayor tasa de supervivencia. Para ello, en algunos casos se introducen inoculantes micorrízicos directamente en el suelo del sitio de reforestación, especialmente si el área ha sido muy degradada y carece de hongos micorrízicos naturales. En concreto, en proyectos de reforestación con pinos en zonas templadas, inocular con ectomicorrizas ha demostrado duplicar o triplicar la tasa de supervivencia y mejorar el desarrollo radicular.
Otro método, el más efectivo y utilizado, es la inoculación en viveros antes de que el ejemplar sea trasplantado al terreno aplicando esporas de hongos micorrízicos al sustrato de cultivo. De esta forma, se asegura que las plantas ya tengan la asociación establecida previamente.
La micorrización artificial es una técnica muy utilizada tanto para la agricultura como en programas de reforestación en España. Instituciones como el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), universidades y centros de investigación forestal han desarrollado inoculantes específicos para especies autóctonas, promoviendo el uso de micorrización artificial en la silvicultura sostenible y la agricultura ecológica.