La oruga procesionaria o procesionaria del pino es uno de los insectos defoliadores más devastadores de los bosques españoles, atacando sobre todo a pinos, pero también a cedros y abetos. Constituye una de las plagas más destructivas y frecuentes desde hace unos 30 años, momento en el que se empezó a intensificar su impacto en las zonas forestales del sur de Europa.
Además, representan un peligro para las personas y mascotas, ya que el contacto con la oruga procesionaria puede llegar a generar múltiples reacciones alérgicas.
Por ello, en este artículo vamos a conocer cuáles son los métodos más efectivos para exterminar las plagas de oruga procesionaria.
¿Qué es la oruga procesionaria?
La oruga procesionaria, conocida científicamente por Thaumetopoea pityocampa, es la larva de una especie de polilla que pertenece a la familia de los lepidópteros. Su nombre proviene de su comportamiento característico de moverse en fila, formando una «procesión».
Mide entre 4 y 6 centímetros, y en cuanto a su color, generalmente presentan un tono marrón claro o grisáceo con líneas oscuras. Pero pese a su pequeño tamaño, a largo plazo pueden llegar a ser una amenaza para ciertos ecosistemas.
¿Por qué son peligrosas las orugas procesionarias?
Este insecto, en su etapa larvaria, está recubierta de unas 500.000 vellosidades llamadas tricomas que recubren el cuerpo de la oruga y que se desprenden cuando se sienten amenazadas, ya que le sirven como defensa. Al mínimo contacto con ellas, pueden ocasionar reacciones alérgicas y urticarias tanto en humanos como en animales a causa de la liberación de la toxina histamina.
En caso de tener contacto con una oruga procesionaria, lo recomendable es no rascarse la piel y evitar llevarse las manos a ojos, boca o nariz, puesto que podría extender el área afectada. Para aliviar la irritación se puede aplicar agua fría sobre la piel. Aquellas personas con problemas respiratorios o cardiacos, niños o en caso de reacciones anafilácticas graves, lo más recomendable será buscar asistencia médica lo antes posible.
Por otro lado, las orugas procesionarias representan un peligro extremadamente grave para los perros, ya que pueden llegar a ocasionarles la muerte. Entre los síntomas más frecuentes podemos encontrar la inflamación de hocico y la cabeza, picores intensos y salivación abundante. En caso de llegar a ingerirlas, se podría producir necrosis de lengua y garganta y, en consecuencia, la muerte del perro.
Pero la plaga de oruga procesionaria además de suponer un peligro para la salud pública también constituye una amenaza para los árboles.

Los efectos de la oruga procesionaria en los árboles
La oruga procesionara es capaz de defoliar los pinos que coloniza, especialmente aquellos más jóvenes, ya que se alimentan de sus acículas, dejándolos totalmente desnudos. De hecho, es habitual que, en aquellas zonas afectadas por esta plaga, los pinares pierdan su color verde y se tornen marrón. Aunque la procesionaria no producirá la muerte directa de estos árboles, sí que los debilita y los hace más vulnerables frente a otras plagas que pueden acabar matándolos.
Normalmente esta plaga prolifera con la llegada de la primavera, a partir de marzo y su presencia se extiende hasta el mes de junio. Aunque desde la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (ANECPLA) advierten que, debido al cambio climático y el consecuente aumento de las temperaturas, la proliferación de la plaga de procesionaria se ha adelantado de forma sistemática a lo largo de los últimos años.
El ciclo biológico de la oruga procesionaria
Conocer el ciclo biológico de la oruga procesionaria es fundamental para entender los métodos más efectivos para controlar esta plaga, con el objetivo de adaptar las estrategias de control a las diferentes etapas de su vida:
- Durante el verano y los primeros meses del otoño, la polilla coloca entre 120 y 300 huevos en las hojas de los pinos.
- Después de unos 50 días, los huevos eclosionan y dan lugar a las larvas que se agrupan en nidos de color blanquecino situados en zonas elevadas de los árboles.

- Tras su fase larvaria y con la llegada de la primavera, las orugas descienden en hilera desde sus nidos situados en las ramas de los árboles hasta el suelo.
- Se suelen enterrar en zonas blandas del terreno y allí pasan a la fase de pupa o crisálida, que eclosiona en verano, dando lugar a mariposas de corta vida.
¿Cómo controlar una plaga de oruga procesionaria?
Estas son algunas de las prácticas más frecuentes que se llevan a cabo para tratar de erradicar su presencia lo antes posible y evitar la propagación de la plaga:
Endoterapia
Este es el único método químico permitido por ley para actuar sobre plagas de procesionaria situadas en ámbito urbano. Consiste en inyectar en el tronco del árbol un tratamiento fitosanitario que, en unos días, llegará a las hojas a través de la savia. De esta forma, se provoca la muerte de la oruga en el momento en que se vaya a alimentar.
Se trata de un tratamiento muy efectivo y respetuoso con el medio ambiente, ya que se evita el rociado o la pulverización de productos químicos. Su coste es elevado, lo que puede suponer un hándicap en grandes zonas arbóreas. De ahí que sea la opción más habitual en parques públicos.
Trampas de feromonas
Como complemento a la endoterapia es frecuente utilizar trampas de feromonas que se colocan en la parte alta de los árboles. Es un método bastante efectivo que permite capturar un alto porcentaje de ejemplares macho en la época en la que buscan reproducirse con las hembras.
Se considera una opción más ecológica en comparación con el uso de pesticidas, ya que se enfoca en interrumpir el ciclo de vida de la plaga sin afectar a otros insectos o al medio ambiente.
Insecticidas convencionales
El uso de insecticidas es una de las estrategias más comunes que se aplican principalmente en las etapas de larva joven. Los insecticidas sistémicos (que se absorben por el árbol) y los de contacto (que afectan directamente a la oruga) son los más utilizados.
Sin embargo, el uso de productos químicos debe ser controlado para evitar impactos negativos en el medio ambiente y la fauna.
Retirar las bolsas nido
Si la altura del arbolado lo permite, una buena opción es retirar las bolsas nido e incluso romperlas para que las orugas mueran con el frío de la noche. Para ello, se emplea una tijera de pértiga o tijera oruguera colocada en un extremo de una lanza. Una vez retirado el nido, se procede a su eliminación mediante quema controlada.
Instalar barreras físicas
También es habitual colocar algún tipo de barrera física como pueden ser conos de plástico llenos de agua alrededor de los pinos impidiendo que la oruga procesionaria se desplace. Otra opción es envolver el tronco con algún tipo de cinta adhesiva de tal forma que cuando las orugas pasen por encima, queden adheridas.

Métodos preventivos
Un monitoreo constante de los árboles afectados y la vigilancia del ciclo biológico de la oruga procesionaria permiten intervenir de manera más efectiva antes de que se convierta en una plaga. También se pueden realizar tratamientos preventivos mediante pulverización con Bacillus thuringienses, un insecticida biológico formado por bacterias que se mezcla con agua. Esta labor es aconsejable realizarla entre los meses de septiembre y octubre, es decir, cuando las larvas son todavía pequeñas.
Con el objetivo de intentar minimizar los efectos perjudiciales de esta plaga, ANECPLA alerta a las Administraciones locales de la importancia de adelantar las campañas de prevención anuales a la temporada de otoño.
La elección del método de control adecuado debe realizarse tras haber valorado diferentes factores como pueden ser: el nivel de infestación, las condiciones ambientales, el ciclo biológico en el que se encuentre la plaga o la minimización del posible efecto sobre el medio.
En todo caso, los encargados de realizar estas labores deberán ser empresas especializadas en el control y prevención de plagas que deberán cumplir con los siguientes requisitos:
- La empresa deber estar inscrita en el Registro Oficial de Establecimientos y Servicios Plaguicidas/Biocidas.
- Los profesionales que ejecuten las tareas deben estar en posesión del carné oficial que le certifique como especialista.
- Los productos que se vayan a utilizar tienen que estar registrados y autorizados por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Por otro lado, es fundamental no olvidar los árboles ubicados en parcelas privadas, ya que en muchos de estos espacios no se realiza ningún tipo control, por lo que se pueden convertir en focos de propagación de la plaga. La concienciación ciudadana es clave para que los propietarios de estos terrenos adopten las medidas oportunas antes de que la plaga de oruga procesionaria represente una amenaza mayor.